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Verónica García Huidobro: “Si las universidades no validan la formación de profesores de artes escénicas, el sistema escolar tampoco lo hará”


Verónica García Huidobro: “Si las universidades no validan la formación de profesores de artes escénicas, el sistema escolar tampoco lo hará”

Años de esfuerzo finalmente tuvieron su culminación en Brasil, cuando el 5 de agosto la Cámara de Diputados aprobó la propuesta que establece a las artes visuales, la danza, la música y el teatro como asignaturas obligatorias de educación básica. Hasta entonces, sólo lo era la música. El anuncio marca un referente para toda Latinoamérica, incluyendo Chile, donde sólo los ramos de música y artes visuales son obligatorios en la educación básica y media.

Por Graciela Marín V.

“Brasil es un país que está parado arriba de la samba. Y esta ley se demoró aproximadamente 30 años en salir, siguiendo un movimiento marginal que se centró justamente en la danza”, explica Verónica García Huidobro, actriz que desde el Diplomado de Pedagogía Teatral en la Universidad Católica, creado en 2001, ha participado activamente en el proceso de posicionar las artes escénicas dentro del sistema educativo chileno.

Pero, en medio de discusiones por reforma educacional y carrera docente, la educación artística -y la enseñanza basada en metodologías artísticas- pareciera no estar considerada. El 15 de septiembre pasado, incluso, se anunció la “muerte anunciada de la Educación Artística en Chile”, en una marcha en la que participaron Escuelas Artísticas, el Colegio de Profesores, el Museo de Arte Contemporáneo, el Sindicato de Actores, la Asociación de Profesores, la Sociedad de Escultores de Chile, el Sindicato de Trabajadores del Liceo Experimental Artístico y Fundación Teatro a Mil.

¿En qué situación estamos en Chile?

En Chile ocurre que casi todos los colegios tienen algún tipo de taller o estrategia metodológica que use las artes escénicas para alguna de sus tareas. Pero otra cosa es que exista una ley de Estado que lo diga, reconociendo que sirve para desarrollar lenguaje, habilidades blandas o para el siglo XXI, que desarrolla el acervo cultural, el conocimiento mediante de las artes, la inteligencia emocional, entre muchos otros aportes relevantes. Ojalá no nos demoremos tanto en posicionar las artes escénicas en el sistema escolar.

A nivel académico pasa lo mismo. Llevo muchos años en la Universidad Católica luchando para que las artes escénicas estén en la misma condición que música y artes visuales. Es decir, que tal como existe con música y artes visuales, exista un Programa de Formación Pedagógica donde los profesionales estudian un año más de educación y salen como profesores para enseñanza media. La última vez que lo planteé, resultó. Al fin podemos decir que el Programa de Formación Pedagógica de Profesor en Artes Escénicas para Educación Media se impartirá en la Facultad de Educación a partir del 2016, y es una alegría enorme. Podrán entrar alumnos/as que estudiaron teatro en otras universidades, partiendo por nuestros estudiantes, por supuesto. Así esperamos contribuir a que el sistema educativo no pueda seguir diciendo que no hay profesores calificados como argumento para que las artes escénicas no sean asignatura obligatoria. Mientras el sistema escolar no vea que las universidades validan también la formación de profesores de artes escénicas, como algo propio e importante, ellos tampoco lo harán.

¿Por qué ha sido difícil posicionar las artes escénicas en las escuelas?

Es que las artes escénicas son muy poderosas y pueden subvertir fácilmente los órdenes. El arte del teatro, es un arte que es un espejo de la realidad. En este país, la Pedagogía Teatral ha ganado terreno desde los años 90, al igual que el Teatro Aplicado, concepto nacido en Inglaterra en la misma fecha, y que pretendemos desarrollar desde el próximo año, como continuación y renovación del Diplomado en Pedagogía Teatral. Se trata del teatro en la sociedad: en el sistema escolar, en la salud, en las comunidades. Es profundamente social. El Teatro, la Pedagogía Teatral o el Teatro Aplicado, vistos desde un punto de vista profesional, son la punta chiquitita del iceberg. Piensa que el teatro se inicia como un proceso para enseñar a las comunidades. De hecho, en griego la palabra “enseñar” es la misma que se utiliza para decir el concepto “dirigir”. Esto quiere decir que un profesor o un director, o cualquier profesional de las artes escénicas a cargo de un espectáculo, cuando dirige está enseñando algo.

El aporte de un profesor de artes escénicas en el sistema escolar sería apoyar muchas tareas de vinculación que antes hacían las familias, y ahora han quedado bloqueadas por el computador, internet, los celulares, por nuestra vida contemporánea. Esto afecta las relaciones interpersonales y las habilidades sociales: relacionarse con otros, decir buenos días, despedirse, dar la gracias. Cosas simples que tradicionalmente se producían a nivel presencial y que daban cuenta de una variedad de emociones. Ahora es más importante que nunca el teatro como el lugar donde, por ejemplo, aprendo a ponerme en el lugar de mi compañero/a, donde aprendo a mirar de otra manera al que es distinto, donde aprendo aspectos de la vida que van más allá de la obra de teatro en la que participo en forma extracurricular.

¿Es posible pensar algo así en un sistema escolar dirigido a las evaluaciones y los resultados?

Creo que el problema es que se requiere otra formación inicial de profesores. En todas las carreras profesionales de este país, las universidades están de acuerdo: cuando un doctor se gradúa, hace la misma carrera en todas las universidades. Tienen que pasar los mismos contenidos. Eso no pasa en educación, donde cada universidad dicta la formación inicial que le parece. Y cualquier intento que ha habido de homogeneizar eso ha sido un fracaso.

¿Cómo funciona la pedagogía teatral en una asignatura como las matemáticas?

Si lo aplicas a los valores de los números. Si yo soy uno y tú eres cero, y tú te pones a mi izquierda, mi valor cambia radicalmente porque es 0,1. Y si te pones a mi derecha, es 10. A un niño que tiene problemas con la comprensión de la abstracción, sumar un cuerpo que se agranda o que se achica, o ponerle a esa lógica matemática una lógica emocional, apoya un proceso cognitivo. Y sirve para trabajar contenidos como sustracción, adición, fracciones, incluso multiplicación, donde las tablas pueden tener secuencias coreográficas.

Eso implica que los niños salgan de su escritorio y dejen su cuaderno.

Requiere aulas mucho más libres. Más contemporáneas. Un aula propia del siglo XXI, que es un campo de juegos en la educación preescolar; que para la Educación Básica combina lugares para el estudio tradicional con figuras lúdicas; y en la Educación Media son salones y espacios de estudio, como de biblioteca, donde se organizan alrededor de 50 estudiantes por curso con 3 profesores por aula y todos trabajan relacionados por proyectos. Nosotros estamos a años luz, discutiendo aún las condiciones de una reforma educativa. Entonces es superdifícil.

Sin embargo, según un estudio que realizamos en 2008 en la Región Metropolitana, el 42 por ciento de los profesores que aparecen como “contratados” haciendo un taller de teatro, son profesores de lenguaje a los que sumaron horas para hacer el taller, y ellos han tenido que perfeccionarse en pedagogía teatral. Los actores también pueden hacer un aporte al sistema escolar, y si un actor o una actriz quiere ser educador o educadora, ¿cuál es el problema?

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