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La Dramática Nacional y su trabajo por contar la historia social de Chile


La Dramática Nacional y su trabajo por contar la historia social de Chile

Luego de su destacada versión de Chañarcillo en 2014, la compañía vuelve con La canción rota, otro texto escrito por el chileno Antonio Acevedo Hernández, el cual habla sobre las difíciles condiciones en las que vivió el campesinado chileno durante la primera mitad del siglo XIX.

Por Karina Mondaca Cea

Hace un poco más de dos años, las actrices Nelda Muray, Carolina Rebolledo y Carolina Araya iniciaron un proyecto cuyas consecuencias no imaginaban. Atraídas por el texto Chañarcillo del escritor y dramaturgo chileno Antonio Acevedo Hernández, y gracias al financiamiento de un FONDART, decidieron montar este trabajo publicado en 1936 y que es considerado como la obra cumbre del autor.

“Acevedo Hernández, es un tipo de origen muy humilde y autodidacta: viaja solo, es carpintero, aprende a leer y escribir solo. De la nada logró elementos muy innovadores para ese momento, como lo fue poner la figura del pueblo en medio de una pieza artística”, dice Nelda Muray sobre algunos de los datos que pudieron encontrar sobre el escritor considerado pieza clave del Teatro Social Latinoamericano. “Más que contar la historia de una persona, se cuenta la historia de la clase popular. A partir de su investigación, de su vida, empieza a hablar de distintos espacios que son habitados por el peonaje nacional”.

Con cerca de 20 actores en escena encargados de traer a la vida el mundo de la minería en el norte del país, y las dificultades a las que se enfrentaron sus trabajadores durante la primera mitad del siglo XIX; las tres actrices asumieron el rol de directoras en una versión que tuvo como principio montarla tal como el autor soñaba. Así lo cuenta Nelda: “En el texto original de Chañarcillo, él puso en las acotaciones que quería cantoras, música en vivo, bailes y además, y esto es súper importante, cine. Él plantea, que en aquella época que presentó la obra, Chile no contaba con los medios y el panorama teatral era muy rudimentario, pero él quería que se proyectara una imagen cinematográfica donde se contara una serie de hechos que él relata”.

Así fue como se convocó un equipo que no sólo incluyó actores y técnicos, sino que también audiovisualistas y músicos como Andrea Andreu y Paola Lucero, e incluso la fallecida Margot Loyola. “Me parece que Chañarcillo fue la última obra en la que ella pudo participar. Pero con el tiempo pudimos seguir trabajando con Osvaldo, su viudo, y por supuesto que guardamos su recuerdo con mucho cariño”, confiesa Nelda.

Rescatando autores nacionales

La gran hazaña teatral que lideraron las tres mujeres, no sólo logró el reconocimiento del público y la crítica; sino que tuvo un especial significado para todo el equipo que formó parte. “Después de Chañarcillo dijimos, si esto resultó, si fuimos capaces de manejar un equipo de 30 personas, y todo salió bien, tenemos que asumir que somos una compañía de teatro”, cuenta entre risas la actriz y directora.

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