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Diálogo, convergencia y vanguardia: el jurado nacional del Festival Internacional Santiago a Mil


Cada año el Festival Internacional Santiago a Mil busca innovar hilvanando distintas aristas de la expresión artística contemporánea. ¿Pero cómo se llega a la construcción de este jurado y su particular mirada? Conócela aquí.

Sebastián Iturrieta Veloso

Con un jurado variopinto, construido en base su experiencia, conocimientos, cercanía con las artes o un simple pero desarrollado olfato por las artes escénicas, cada año un grupo de siete personas en Santiago y tres en Antofagasta, Valparaíso y Concepción revisan exhaustivamente los distintos estrenos de la temporada. Las novedades se clasifican, se comentan y confrontan buscando esa vuelta que permite al Festival mantenerse en la cresta vanguardista del teatro nacional.

El trabajo es exhaustivo y minucioso, se busca tocar el más amplio arco de temas y procesos sociales, abocarse a la reflexión y que esta sirva para cultivar el diálogo y el tejido social de los asistentes.

Pero, ¿cómo se llega a la elección de este jurado? En un proceso que dura un año, directores/as, actores y actrices, gestores e interlocutores de la cultura en distintos espacios, son llamados a participar y seguir el proceso, bajo la atenta mirada de la dirección del Festival. La idea es que confluyan diversas visiones: especialistas, personas sin nexos artísticos, representantes de otros mundos intelectuales –como en la edición 2020 donde un matemático y un profesor universitario formaron parte del comité- y un jurado ‘ciudadano’ parte del Club Santiago a Mil.

El Jurado

Italo Castelli, ingeniero comercial y jurado ‘ciudadano’.

“Participar como jurado ‘ciudadano’ en la selección de obras nacionales para el Festival Santiago a Mil 2020 fue una experiencia única desde el principio. Desde la invitación en julio de 2018, pasando por el proceso de visionado de las obras durante un año intenso, interesante y entretenido, hasta el cierre en agosto de 2019. Así llegamos a definir un conjunto de obras que tratan temas como el conflicto mapuche, el posicionamiento femenino, la memoria, los derechos humanos y la identidad de género. Además, tuvimos una especial preocupación por obras dirigidas a público infantil, constituyéndose una selección rica en temáticas y formas, con la intención de generar una entrega global y de gran calidad para seguir encantando y emocionando al público de Santiago a Mil.

Italo Castelli, jurado ciudadano de la versión 2020 del Festival.

Anilei Hoare, bioquímica y Doctora en Bioquímica. Jurado ‘científica’.

“Pese a haber optado por una carrera científica, para mí el teatro ha significado la posibilidad de entrar en otros mundos. Con cada buena obra que tengo la posibilidad de ver, aprendo algo y me emociono y es ahí donde hago el link con mi quehacer profesional: en ciencia también necesitas partir de una buena idea –pero no es suficiente- debes conseguir financiamientos, diseñar la estrategia experimental (puesta en escena) y ejecutar los experimentos (la performance). El ser parte del jurado encargado de la selección de obras nacionales 2020 fue un regalo de la vida. Tuve la posibilidad de vivir la experiencia de ver 62 obras, falté solo a 4. En un proceso a veces intenso, pero por sobre todo tremendamente enriquecedor. La interacción con los y las integrantes del jurado fue refrescante; aproximadamente cada tres meses, salí de mi rutina y mi trabajo formal para hablar de dramaturgia, de escena, de actuación y -por sobre todo- de aprender. ¡Lo haría una y mil veces más!”.

Anilei Hoare, jurado científica de la versión 2020 de Festival.

Luisa Tupper, ingeniera comercial y Coordinadora de PLATEA, Semana de Programadores del Festival Internacional Santiago a Mil.

“Es muy interesante ser jurado, primero porque durante todo el año ves mucho teatro y danza, pero también por tener periódicamente conversaciones con los otros jurados, siendo estas reuniones muy ricas para el intercambio de perspectiva. De repente hay cuestiones que para algunos son muy relevantes y para otros no tanto. En el grupo que a mí me tocó se dieron conversaciones muy enriquecedoras. El Festival permite construir una mirada diversa y abrirte a distintos diálogos y a un análisis posterior de las obras. Por otro lado, es muy importante para nosotros, desde la Fundación Teatro a Mil, poder ser parte de esta instancia de jurado porque tú vas viendo cómo se va armando la programación nacional e internacional del Festival.. Hay algo muy curioso, nosotros llegamos a una selección de obras que conversa mucho con la selección internacional y con el contexto del Festival. Hay obras que se conectan con las líneas curatoriales que se veían venir por lo que están haciendo artistas afuera y que nosotros encontramos en obras nacionales. Los artistas chilenos incluyen estos temas y tendencias de forma orgánica”.

Luisa Tupper, coordinadora de PLATEA.

Carolina Arredondo Marzán, actriz.

“Fue una muy buena experiencia en relación a tener un panorama sobre lo que está pasando en el teatro en la Región Metropolitana. Nos toca ver cerca de 100 obras, por eso puedo decir que nos toca entender el panorama del teatro local porque son muchas. Luego viene la parte de afinar las miradas, sobre todo con la incorporación del jurado ciudadano. En el contexto que nos encontramos, seguir el ritmo del Festival ha sido más complejo. He ido al teatro a las 12 del día y me ha sorprendido que esté lleno igual. Más allá de los horarios, la gente quiere ver teatro. En la selección y posterior reflexión, tratamos de ser pluralistas, incorporar la contingencia y lo contemporáneo. Obras sobre pueblos originarios, disidencias sexuales, memoria y dictadura. También espectáculos familiares e infantiles. Una selección con lo mejor de los exponentes chilenos, clásicos y clásicos locales que se vuelven inolvidables porque tocan temas que aún nos siguen resonando”.

Carolina Arredondo Marzán, actriz.


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