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Concepción: escuelas de teatro extinguidas, pero no los actores


Concepción: escuelas de teatro extinguidas, pero no los actores

Maira Perales, directora de la compañía La otra zapatilla, creada en 2007, plantea que la meta final es “vivir del teatro”. Y en eso están.

Por Carmen Mera O.

Actualmente en Concepción no existe ninguna entidad formadora de actores ya que entre las últimas en cerrar figuran Valle Central, Universidad del Desarrollo e Inacap. Pero casi ni se nota ante la bullente actividad teatral que allí se observa, resistiendo aún a la falta de salas.

Una de las promotoras de este movimiento es la actriz Maira Perales, integrante de la compañía La otra zapatilla, un grupo que más parece una comunidad muy bien organizada y con responsabilidades que van más allá de la actuación.

Sus integrantes provienen de la desaparecida Escuela de Teatro de la Universidad del Desarrollo. En 2007 se constituyeron como compañía y desde entonces no ha cesado la tarea con treinta obras en su currículo, entre ellas Víctor, un canto para alcanzar las estrellas que en junio traen a Santiago para presentarse en Matucana 100.

“Cada año nuestras convicciones se han ido consolidando, estamos tratando de vivir del teatro, por lo pronto trabajamos ocho horas diarias en ensayos”, admite Maira. Aparte de su cartelera en sala, La otra zapatilla tiene un público habitual a través de ventas a colegios y otras instituciones.

Una veintena de actores, músicos, cantantes y técnicos integran este conjunto que entre sus maestros formadores recuerda a Andrés Céspedes, Mariana Muñoz, Jimmy Dacarret, Juan Bennet y Paola Aste, entre otros.

Sobre si se puede vivir del teatro la actriz comenta que “creo que es posible, aunque todos los meses no son iguales, diciembre es muy bueno, por ejemplo. Nosotros nos hemos distribuido las tareas y nos organizamos como centro cultural; yo soy la directora y cada año nos damos cuenta que funcionamos mejor, hemos ido aprendiendo, tenemos muchos contactos y nuestras funciones se llenan”.

También son agradecidos tanto de Artistas del Acero como de algún colegio que les ha facilitado sus espacios para estrenar o ensayar.

Sobre el contenido de sus obras señala que “hemos trabajado diversos temas, pero sobre todo tomamos aspectos de nuestras propias biografías, hay muchos antecedentes que nos dan nuestros abuelos y de alguna manera se va formando la identidad penquista. Las historias se cuentan desde Concepción”.

Trabajo más amable

Para Rodrigo Pérez su cercanía con el ambiente teatral de Concepción tiene que ver con “una aproximación afectiva ya que mi padre estudió medicina allá. Además encuentro que es un Chile más cercano con un tipo relaciones humanas donde el trabajo resulta más amable”.

El director y actor, creador del Teatro La Provincia, desde hace algunos años viaja entusiastamente por temporadas a la ciudad sureña donde ha entablado relaciones profesionales y de amistad con la comunidad teatral, especialmente con el Teatro Reconstrucción a través de la dramaturga Leyla Selman.

Ha dirigido para este grupo El pájaro de Chile, Pencopolitania y Angelito, en tanto que ahora arremete con un nuevo proyecto de dirección también con un texto de Leyla. “Ellos (Teatro Reconstrucción) tienen una muy buena formación a través de profesores como Francisco Albornoz y Francisco Ossa, quienes impartieron clases en esa zona”.

Agrega que para este nuevo montaje se ha convocado también al Teatro La Concepción lo que comprueba que el trabajo en comunidad es posible, por lo menos entre penquistas.

 

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